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La Esposa – Más allá de “lo que yo quiera ser”

Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra…”

Lucas 1:38

La vida de María de Belén en la Biblia es una de las que me ha impactado al estudiarla más profundamente durante los últimos años. Interesantemente, aunque es una de las mujeres de la Biblia más admiradas a lo largo del tiempo, su vida no necesariamente es emulada por la mayoría. Aún muchas de las mujeres que han expresado admirar a María, no siguen su ejemplo. Y es que su vida fue una cuyo enfoque es considerado actualmente como contra cultural.

¿A qué me refiero? La cultura actual se enfoca casi totalmente en vendernos la idea de que seamos lo que queramos ser, que podemos serlo. Desde niñas estamos recibiendo ese mensaje de diferentes maneras: juguetes, revistas, películas, anuncios, libros, etc. Y nos llega a parecer que es un mensaje positivo que no tiene nada de malo. Buscamos que las actrices, escritoras, reporteras, mujeres de negocio o en la política sean nuestros modelos para seguir. De estas mujeres solo conocemos un ángulo, el que ellas deseen que sea público y no tenemos la menor idea de cuáles son sus valores, en qué creen, a quién siguen ellas y qué hicieron realmente para llegar a donde están. Por eso nos desilusiona tanto cuando escuchamos noticias negativas de alguien a quien admiramos, pues se destroza la imagen que teníamos de esa persona.

El mensaje de “ser lo que yo quiera ser” ha resonado a toda voz desde que Eva cedió a la tentación en el Edén. Pero nosotras necesitamos mirar más allá de ese mensaje. Necesitamos ir al Señor, el que nos creó y nos diseñó porque Él es el que verdaderamente sabe lo que somos y lo que estamos llamadas a hacer con lo que somos. María de Belén, recibió un llamado único, el más especial en la historia de la humanidad: cargar en su vientre a Jesús (el Salvador del mundo), criarlo y verlo crecer hasta cumplir el propósito para el cual Dios lo había enviado. Estoy segura de que cuando María escuchó las palabras del ángel Gabriel, muchas preguntas se deben haber agolpado en su mente, pero después de preguntar lo esencial, ella simplemente se rindió humildemente al llamado de Dios en disposición para que se hiciera con ella conforme a Su palabra.

“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes—dice el Señor—.
Son planes para lo bueno
y no para lo malo,
para darles un futuro
y una esperanza.” – Jeremías 29:11

Estar dispuestas a hacer la voluntad de Dios requiere que nos acerquemos a Él, que le conozcamos, que entendamos que Sus planes son de bien. Cuando profundizamos en la Palabra de Dios, nos damos cuenta de que todo se trata de la gloria de Dios, que no se trata de mí y de lo que yo quiera ser, sino de lo que Él puede hacer a través de mí para Su gloria.

Puede parecer que deberíamos saber que Dios nos ha diseñado con un propósito, sin embargo, si no estamos apercibidas, la corriente de este mundo y el estribillo de “ser lo que queramos” nos puede envolver de tal manera que cuando nos demos cuenta estemos lejos del llamado de Dios. Como esposas, estamos llamadas a ser sabias, acercándonos a Dios para que nos guíe para edificar nuestro hogar, amar al esposo y a los hijos, y ser ejemplo/mentoras para las mujeres más jóvenes. Pero si nos dejamos llevar por el pensamiento pecaminoso de “ser lo que queramos ser”, nos enfocaremos en nosotras mismas, descuidando la relación con Dios y con nuestra familia, desvirtuando el modelo bíblico.

María de Belén es un ejemplo claro y contundente de lo que es ser y hacer lo que Dios quiere. Cuando escudriñamos lo que la Biblia dice acerca de ella, podemos encontrar cualidades admirables, dignas de emular, de las cuales he escrito anteriormente (https://familiasefectivas.org/2021/05/03/la-esposa-lecciones-de-la-vida-de-maria/). María escuchó y obedeció el llamado de Dios y cumplió el propósito para el que Él la diseñó. Cada una de nosotras fue creada por Dios con un propósito y el llamado de Dios para la esposa es una bendición, un privilegio y un honor. Caminar en Su voluntad puede representar retos, pero tendremos la garantía de la gracia, fortaleza y cuidado de Dios en medio de todo. Como hizo con María, hará con nosotras. Él la llamó, la preparó, la bendijo, le proveyó compañía en Elisabet durante el embarazo, le dio un esposo temeroso de Dios que obedeció la Palabra para cumplir el propósito para el cual había sido llamado junto a ella.

Que nuestro anhelo sea ser lo que Dios nos diseñó para ser. Que no nos dejemos engañar pensando que “ser lo que yo quiera ser”, será lo que nos hará felices. Que entendamos que obedeciendo el llamado de Dios es como vivimos plena y satisfactoriamente.

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La Esposa – Motivos de Celebración

“Nosotros hablaremos del poder, belleza y majestad de tus hechos maravillosos; yo pensaré mucho en ellos y los daré a conocer a mis propios hijos.”

Salmo 145-4-6

Al momento en que escribo esto, me encuentro entre dos fechas importantes: aniversario de bodas (a principios de septiembre) y mi cumpleaños #50 (a comienzos de octubre). Las celebraciones son necesarias porque marcan momentos importantes en la vida y nos invitan a reflexionar en cómo hemos crecido y avanzado.

Celebrar nuestro aniversario de bodas, siempre es algo muy especial para mi esposo y para mí. Este año cumplimos 28 años de casados y mi esposo se esmeró por hacer que pasáramos un día estupendo. Esa pausa es necesaria para disfrutar a plenitud de la mutua compañía, agradecer por lo que hemos edificado juntos por la gracia de Dios y soñar con nuevas metas, proyectos, viajes y caminos por recorrer.

Algo que consideramos sumamente importante es mantenernos aprendiendo. Como matrimonio, necesitamos seguir aprendiendo de lo que la Biblia enseña para que nuestra relación crezca conforme al diseño divino y no conforme a nuestra propia idea de lo que debe ser un matrimonio. Creemos firmemente que Dios creó el matrimonio y como Creador, es Él quien conoce perfectamente el diseño y el propósito de este. Por eso, necesitamos recurrir continuamente a Su Palabra, que es el manual de instrucciones para que nuestro matrimonio glorifique a Cristo.

“Pide entendimiento y busca la sabiduría
como si buscaras plata o un tesoro escondido.” – Proverbios 2:3-4

Ya sea que hayas cumplido más de 30 aniversarios de bodas o que estés comenzando en tu matrimonio, es necesario mantener una “actitud de estudiante”. Lo que esto quiere decir es que te mantengas estudiando a tu esposo para conocerlo mejor. Todas las personas vamos cambiando con el pasar del tiempo, aunque nuestra personalidad permanezca intacta, muchas otras cosas pueden cambiar: forma de pensar, actitudes, hábitos, gustos. El mantenernos atentas a lo que nos comunica el esposo, tanto con sus palabras como de manera no-verbal, nos ayudará a conectar con él más efectivamente. También necesitamos mantener una “actitud de estudiante” en lo que se refiere a las enseñanzas bíblicas sobre las relaciones, como mencioné anteriormente. La fuente principal de conocimiento es la Biblia y además, existe una extensa variedad de recursos basados en principios bíblicos de los cuales podemos aprender para aplicarlos al matrimonio. Los testimonios de otras parejas cristianas mayores que han atravesado experiencias difíciles y han visto a Dios obrar en sus vidas y matrimonios, también nos proveen enseñanzas valiosas.

Sé que, para la mayoría de las mujeres, cumplir 50 años no es algo que desean anunciar o celebrar mucho. La realidad es que, con todo y las inquietudes que pueda tener al enfrentar esta nueva década de mi vida, tengo que decir que, sobre todo, quiero llegar a ella con gratitud. Es mucho lo que tengo que agradecer a Dios. Tuve una niñez hermosa en un hogar lleno del amor de Dios y en el que me enseñaron a amarlo a Él, Su Palabra y al prójimo. Dios me ha guardado de la muerte en más de una ocasión. Nací y crecí en una Isla hermosa, Puerto Rico. Me casé con el amor de mi vida y edificamos juntos una familia. Dios nos ha dado la oportunidad de crecer a través de muchas experiencias (buenas y no tan buenas) en la vida. Pero, más que nada, tengo que agradecer a Dios por haberme mostrado Su gracia redentora, por tener misericordia de mí en mis faltas, en mi pecado, en mis quebrantos. Sin Su salvación que renueva mi esperanza día a día, ¿qué sería de mí? Así que, llena de gratitud por estos años, le pido a Dios que me ayude a continuar madurando cada día, que me guíe para llegar a ser una mujer virtuosa como lo enseña Su Palabra, que me fortalezca para que pueda honrar a mis padres y seguir los pasos de las mujeres ejemplares que Él ha colocado en mi vida, que me dé gracia para desempeñar mi rol como una esposa respetuosa conforme al modelo bíblico y que yo también pueda seguir aprendiendo para poder cumplir el llamado de Tito 2 de ser una maestra del bien para otras mujeres más jóvenes. Estoy consciente de que todavía tengo mucho que aprender, me doy cuenta de que necesito seguir madurando, que tengo errores que enmendar y también sueños por soñar y metas que alcanzar.

“Las ancianas asimismo sean reverentes en su porte;
no calumniadoras, no esclavas del vino, maestras del bien;
que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos
y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios
no sea blasfemada.” – Tito 2:3-5

Una de las lecciones más valiosas que he aprendido es que las mujeres necesitamos buscar nuestro propósito en Dios y no dejarnos llevar por las ideas cambiantes de la cultura popular. Solo en Dios hay estabilidad, propósito con repercusiones eternas y vida abundante. He aprendido que no se trata de creer en mí, sino de creer en Dios. La vida es mucho más de lo que nuestra vista puede alcanzar. Nuestra mirada debe estar puesta en la eternidad, y cuando vamos entendiendo eso, nos damos cuenta de que lo que más importa no es lo que nosotras queremos, sino lo que Dios quiere, porque Su voluntad es la que es buena agradable y perfecta.

Sea que cumplas 25 años próximamente, o 50 como yo, o 65, recuerda pausar, recordar y agradecer los motivos por los cuales celebras. Reflexiona y cuenta las bendiciones recibidas, las lecciones aprendidas, las experiencias superadas y las memorias disfrutadas. Mantén una “actitud de estudiante” en cada etapa de la vida porque hacerlo te dará más motivos para celebrar. Que en cada ocasión especial podamos expresar gratitud a Dios y glorificarlo con nuestras vidas por todo lo que Él es y las maravillas que ha hecho.

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Familias Efectivas

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La Esposa


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Un poco sobre mí

Siempre me ha gustado escribir, pero al pasar el tiempo, diferentes proyectos ocuparon mi atención y me mantuve esperando el momento adecuado. Varios meses después de pensar y orar sobre el asunto, he decidido lanzar este proyecto que ha estado en mi corazón. Me deleita aprender sobre relaciones y escribir sobre el tema. La experiencia de años como consejera prematrimonial y matrimonial junto a mi esposo me han enseñado que cada relación es única pero que las verdades y principios de la Biblia aplicados de manera práctica son una fuente de éxito en las relaciones. Estaré compartiendo con ustedes sobre los valores que no solo han impactado mi vida, sino que han transformado relaciones.

Proverbios 31:12 dice –

“Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida.”

Este verso de Proverbios 31 es uno de los mas que me han impactado a lo largo de mi vida matrimonial. La esposa es fuente de bien. Otro verso en Proverbios dice que “El que halla esposa halla algo bueno y alcanza el favor del Señor.” (18:24)

Ser esposa es algo bueno, es una bendición. Descubrir cual es el diseño de Dios para la esposa es esencial para entender razón por la cual somos llamadas “fuente de bien”. Creo que estamos llamadas a disfrutar el rol de esposas y todo lo que eso implica. ¿Es esto desafiante? Por supuesto que lo es. Cuando lees y estudias Proverbios 31:10-31, uno de los pensamientos que pueden llegar a tu mente es como será posible llegar a ser una mujer virtuosa como la que se describe allí. Es más, tomando en consideración solamente el versículo 12, nos podemos preguntar: ¿Como se supone que yo sea una fuente de bien para mi esposo todos los días de su vida? Tan solo considerar eso, parece algo sumamente sobrecogedor.

Sin embargo, podemos ver que el texto dice: “todos los días”. Piénsalo como “cada día”, “un día a la vez”. Me llama la atención que no dice “toda la vida”, sino “todos los días de su vida”. Es paso a paso, una meta diaria: ser una fuente de bien para mi esposo.  Algunos días será más fácil, otros días será un reto. Pero debemos recordar siempre lo que dice la Palabra: que una esposa conforme al diseño divino es algo bueno, que una esposa es fuente de bien y no de mal. Hacer memoria de estas verdades bíblicas nos ayuda en nuestra debilidad, cuando nuestras emociones están descontroladas, cuando las circunstancias son adversas, cuando nos sentimos inadecuadas; en cada momento de dificultad, estas palabras te brindarán esperanza.

Así que, dos cosas para recordar: como esposa, eres llamada una fuente de bien y, eso se logra un día a la vez.

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Eunice Cáceres-Molina es Consejera Matrimonial Certificada por el Programa Prepare-Enrich. Ella y su esposo Christopher Molina han estado trabajando con matrimonios y parejas prematrimoniales desde hace más de quince años. Residen en Quebradillas, Puerto Rico junto a sus hijos Yahdiel Iván y Christina Nicole.

La Esposa – Buscando la Vida

“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive?

Lucas 24:5

En el relato de la resurrección en el Evangelio de Lucas, encontramos a las mujeres llegando al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús con especias aromáticas. Para su sorpresa, hallan que la puerta de entrada al sepulcro ha sido removida y al entrar no encuentran el cuerpo de Jesús. Entonces dos varones con vestiduras blancas, les hacen la pregunta: “¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo?” (Lucas 24:5) Ante el temor de ellas, los varones les explican que Jesús ha resucitado y les recuerdan las palabras de Jesús (Lucas 24:6-7).

La pregunta del versículo 5 resuena hasta hoy porque seguimos buscando en tumbas vacías, tratando de encontrar la vida que solo está en Cristo. Nos han vendido tantas ideas que suenan y parecen bonitas, que pudiéramos gastar nuestra vida en una inquieta búsqueda tratanto de llenar los vacíos de nuestro corazón. Se sigue insistiendo en que las mujeres busquen en la “tumba vacía” del “amor propio” sin entender que la única forma de conocer el verdadero amor es conocer a Cristo (Nosotros amamos, porque Él nos amó primero. 1 Juan 4:19). Nos han saturado de mensajes sobre la “auto realización” y la “auto suficiencia”, que son solo otras “tumbas vacías” que al final no brindan satisfacción real.

En esa inquieta búsqueda entre “tumbas vacías”, muchas mujeres viven deprimidas, agobiadas, desesperanzadas, con sus familias y matrimonios destruidos, porque el mundo las ha enfocado en sí mismas. Este punto de vista es esencialmente egoísta (“enfócate en ti”) y totalmente contrario a lo que enseña el sacrificio de Cristo en la cruz: el amor abnegado. La vida que nos ha dado Cristo está llena de oportunidades para darle gloria a Él cuando amamos al prójimo como Él nos amó (Mateo 5:16). Lo que verdaderamente necesitamos es a Cristo en el centro de nuestros hogares. Un encuentro con la vida de Jesús transformará nuestros corazones, nuestros matrimonios y nuestras familias.

Necesitamos recordar las palabras de Jesús, necesitamos recordar su sacrificio en la cruz y resurrección que nos dio acceso a la vida eterna. No tenemos que seguir buscando en las “tumbas vacías”, Cristo no está allí y Él es la vida abundante que nuestras almas necesitan.  Es el agua que sacia la sed para siempre, como le dijo a la mujer samaritana (Juan 4:14). No es nuestra auto suficiencia, sino en Cristo que todo lo podemos (Filipenses 4:13). No necesitamos perseguir el mito de la auto realización porque nuestra identidad está en Cristo y por medio de Él es que sabemos que somos amadas y aceptadas (Efesios 1:5-6). Ya no tenemos que buscar la auto realización en una carrera, título o estatus social. Podemos deleitarnos en el rol de esposa porque conocemos que la Biblia dice que la esposa es un tesoro, corona de su marido, regalo de Dios (Proverbios 18:22, 12:4, 19:14).

La vida que anhelamos se encuentra en Cristo. Caminar en Su voluntad nos da propósito. Vivir bajo su cobertura nos da refugio y aliento en medio de los inevitables sufrimientos que se presentan en el trayecto de nuestro caminar (Salmo 59:16). Necesitamos recordar cada día lo que Su vida logró para la nuestra, lo que implica Su victoria, lo que significa Su gracia. Solo así dejaremos de buscar en las “tumbas vacías” para encontrarnos con Cristo, con Su amor y Su gracia que nos transforman a Su imagen.

La Esposa – El Amor Ferviente

Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados.”

1 Pedro 4:8

El amor es uno de los temas de los que más se ha escrito a lo largo de la historia. Poemas, libros, novelas, ensayos, artículos e innumerables pasajes bíblicos disertan o elaboran sobre el tema del amor de diferentes maneras. El amor es lo que mueve las relaciones. Por eso es y siempre será relevante hablar del amor.

En la primera epístola del Apóstol Pedro, capítulo 4 y verso 8, él escribe: “Sobre todo…” Este comienzo le da gran importancia a lo próximo que va a decir. Y lo próximo que exhorta es que seamos “fervientes en el amor los unos por los otros”. Es decir que nos amemos unos a otros con intensidad, entusiasmo, vehemencia y fervor. Y luego nos da una razón muy importante por la que debemos amar así, y es que “el amor cubre multitud de pecados”.  ¿Qué quiere decir esto? Significa que el amor conduce a la persona ofendida a perdonar al que lo ofendió. También nos dirige a buscar la restauración del pecador, que es tocado por el amor que se le ha mostrado de modo que se arrepiente y pide perdón. Según aprendemos de esta carta del Apóstol Pedro, el amor contribuye mucho al proceso de que haya perdón de pecados y que sean así cubiertos.

Indudablemente, esta clase de amor del que habla Pedro es esencial en el matrimonio. La cercanía de los cónyuges provocará que naturalmente descubran cualidades y/o hábitos del otro que no son tan agradables. La familiaridad puede causar que nos descuidemos y fracasemos en mostrar aprecio diario al cónyuge, además de las muchas otras situaciones que tienen el potencial de contribuir a que nos ofendamos uno al otro. Los cónyuges necesitan amarse con fervor mutuamente de manera que puedan pasar por alto las ofensas pequeñas y estén dispuestos a pedir perdón, perdonar y olvidar cuando ocurren ofensas más grandes. Cuando falta el amor ferviente en la relación matrimonial, cualquier palabra puede provocar sospecha, cada acción es propensa a ser malentendida, y ocurre el conflicto entre los cónyuges.

El amor ferviente quiere y busca lo mejor para la persona amada y se compromete a ser parte de lo que Dios quiere para la vida de esa persona. Recientemente, escuché un mensaje llamado “La Labor del Amor”, en el cual el Pastor Gadiel Ríos exhortaba a los cónyuges a orar de una manera que yo nunca había oído, pero que resonó en mi corazón. Decía el Pastor que debemos orar para que Dios cumpla Su propósito en la vida de nuestro cónyuge y que nosotros no le seamos de estorbo. Desde ese entonces he orado que Dios me ayude a no estorbar el proceso de mi esposo, sino a ser la ayuda idónea que mi esposo necesita para cumplir la encomienda que Él le ha hecho. Esto me ha llevado a comprender que el amor verdadero y ferviente es el que está dispuesto a entregarse de manera abnegada a la relación.

La única manera de poder amar así es mirando a la cruz de Cristo. Ése es el único modelo que necesitamos para ver cómo el amor enfrenta el pecado que amenaza con dañar nuestras relaciones. El amor de Cristo nos confronta con nuestro pecado, pero no nos da la espalda, sino que se acerca para que nos demos cuenta de cuánta necesidad tenemos de ser rescatados por Su perdón. Jesús pasó grandes dificultades e hizo el máximo sacrificio para que podamos reconciliarnos con Dios y con el prójimo. El autor Paul David Tripp escribe en su libro Nuevas Misericordias Cada Mañana: “Dios nos brinda Su amor para que podamos ser herramientas de este mismo amor en las vidas de los demás.”

Amar fervientemente es absolutamente necesario para desarrollar relaciones saludables. Un matrimonio sólido es definitivamente uno en el cual los cónyuges se aman con fervor, reconociendo cada uno sus errores, pidiendo perdón por las ofensas y perdonándose mutuamente. Cuando se ama fervientemente, se ama a propósito y con propósito porque hemos entendido el valor del matrimonio, de la familia y de las relaciones sanas. En una familia que se ama de esta manera, sus miembros se esfuerzan por darle prioridad al bienestar espiritual de los demás de manera incondicional. Por lo tanto, el amor ferviente es un amor que mira hacia la eternidad pues nos invita a ser transformados por Cristo, para Su gloria.

La decisión diaria de amar

“…no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad.”

1 Juan 3:18

El comienzo de un Nuevo Año trae consigo el fijarnos metas, trazar planes, definir aspiraciones y tomar decisiones. Puede ser que nos tomemos muy en serio las metas establecidas y estructuremos un plan para alcanzarlas o puede ser que, con el paso de las semanas, la motivación vaya menguando y regresemos a las mismas rutinas de siempre. Pero entre todas las decisiones que se toman en la vida, una de las que nos marcará significativamente es la decisión diaria de amar.

Cuando leemos en la Biblia sobre el amor, vamos aprendiendo que el amor tiene mucho que ver con acción y para actuar, necesitamos tomar decisiones conscientes. La literatura popular nos “vende” definiciones “cursis” del amor que nos pueden parecer muy bonitas y poéticas al leerlas, pero que en realidad no tienen sustancia. Eso contrasta con la definición bíblica del amor cuyo fundamento y sustancia son relevantes y transformadores para las relaciones. En 1 Corintios 13:4-7 encontramos la porción de la Biblia más conocida sobre el amor: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni presumido ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.”

Al meditar sobre esto durante las primeras semanas del año, he considerado que la decisión que no debe faltar en mi día a día es la de amar. Parte de mi oración diaria es que Dios me ayude a hacer Su voluntad y sé que Él me ha llamado a amar a mi prójimo como he sido amada por Él (Juan 13:34, Juan 15:12). Eso es un gran llamado. Reconozco que no todos los días es tan fácil ser amorosa, especialmente con los más cercanos (esos son los que generalmente experimentan nuestras faltas con mayor frecuencia). Por eso necesito la gracia de Dios a diario y por eso, necesito estar decidida a amar.

Estar decidida a amar se puede ver cuando manifestamos paciencia con los que nos rodean, aunque no hagan las cosas como nosotras las hacemos. También cuando mostramos bondad hacia el esposo y los hijos. La decisión de amar se refleja en la humildad con la que manejamos nuestras relaciones, reconocemos nuestros errores y celebramos las bendiciones recibidas por los demás. Las muestras de amabilidad al hablar en lugar de rudeza por el exceso de confianza también son un reflejo de la decisión de amar. La abnegación hacia el esposo y la familia en lugar de ponernos a nosotras mismas en primer lugar expresa que estamos decididas a amar. El ejercicio del dominio propio sobre emociones negativas como el enojo y el rencor es una declaración de la decisión de amar. Alegrarnos de corazón por los logros del esposo y condolernos con él cuando sufre, son acciones que muestran que estamos decididas a amar de la manera que Dios nos llama a hacerlo. Perdonar, creer, esperar y soportar son decisiones que se toman en pequeños o grandes momentos del diario vivir que atestiguarán sobre nuestra decisión de amar.

La realidad es que esta es una de las decisiones más importantes que debemos tomar, pero también es una que es difícil de poner en acción sin la ayuda de Dios. Solamente cuando reconocemos que hemos sido amadas por Él primero, es que somos libres y capaces de amar.

Así que, al comenzar este año te invito a meditar sobre la decisión de amar y a profundizar sobre este tema en la Palabra de Dios. Hay mucho que descubrir y aprender sobre el amor en la Biblia. Mientras vayas avanzando en este camino del amor, verás que tus relaciones crecerán, pero primero verás un cambio en ti misma cuando tomes la decisión diaria de amar.

La Esposa Maravillosa

“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará?
Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas.
El corazón de su marido está en ella confiado,
Y no carecerá de ganancias.
Le da ella bien y no mal todos los días de su vida.”

Proverbios 31:10-12

Este año, tal como hemos hecho costumbre hace varios años, mi familia y yo nos sentamos juntos en la sala con nuestras tazas de chocolate caliente a ver nuestra película navideña favorita: “It’s a Wonderful Life” (Es una Vida Maravillosa). Cada año, observamos aspectos de la película en los que no nos habíamos fijado antes y los dialogamos al final. Al día siguiente, mi esposo leyó un breve análisis sobre el personaje de Mary en la película y lo compartió conmigo, lo cual me inspiró para escribir esta última publicación del año.

Mary es la esposa de George Bailey, el personaje principal de la película. Cuando al fin se casan Mary y George, ella le da la primera muestra de la clase de esposa que será cuando se presenta lista para ayudarlo en una crisis que surgió en la Compañía que él administraba. En lugar de quejarse porque no iban a poder irse de “luna de miel”, Mary lo ayuda y está dispuesta a ofrecer el dinero de ambos para lidiar con la crisis. Mientras George termina de resolver el problema, ella sale a escondidas a preparar un lugar especial para que pudieran tener su “luna de miel”. Esto me hizo reflexionar en cuáles son mis reacciones cuando se presenta una crisis. ¿Estoy lista y dispuesta para ayudar o me desmorono por la ansiedad y la frustración?

A lo largo de la película, vemos a Mary respaldar el trabajo de su esposo y crear un hogar para él y sus hijos en aquella casa vieja que compraron. En un momento dado en el que George llega a la casa enojado y muestra su mala actitud hacia la familia, Mary consuela a sus hijos sin decir nada negativo sobre su esposo. No añadió al problema, sino que fue pacificadora. De nuevo tengo que pensar y preguntarme: ¿Cómo respondo cuando mi esposo está molesto? ¿Le echo leña al fuego o procuro la paz? ¿Hablo negativo de mi esposo frente a nuestros hijos? Aunque parezca justificado, eso no es correcto. La esposa sabia sabe que la respuesta amable calma el enojo, reconoce que ella es responsable por sus reacciones y que Dios le ha dado dominio propio para controlarse. También entiende lo dañino que puede ser para los hijos escuchar a su madre hablando mal del papá.

En el momento culminante de la película, cuando más deprimido está George pensando que nunca debió haber nacido, Mary sale en busca de sus amigos y vecinos para ayudar a su esposo. Cuando George regresa a su casa, la gente del pueblo ha llegado hasta allí para brindarle ayuda, mostrándole apoyo y cariño. Mary fue verdaderamente una ayuda idónea, una bendición para su esposo y familia. Ella estuvo dispuesta a demostrar su vulnerabilidad en el momento de necesidad y buscar ayuda de la comunidad. Esto es parte de lo que encierran los votos matrimoniales que hacemos el día de la boda, cuando prometemos ser fieles en tiempos de bienestar y en tiempos difíciles. Es estar dispuestas a dejar el orgullo a un lado y buscar ayuda cuando sea necesaria o hacer el trabajo difícil cuando lo amerite, por el bien de nuestro hogar. Esa es la clase de amor abnegado que describe 1 Corintios 13:4-7, un amor que se entrega, que no es egoísta, que no hace nada indebido, que cree lo mejor, espera lo mejor y practica la bondad.

Siempre me había gustado el personaje de Mary, pero ahora lo aprecio más. Este análisis me ha hecho reflexionar durante estos últimos días. Creo que, al acercarse el fin del año, es un buen tiempo para recapitular, pensar y evaluar nuestro crecimiento. Puede que hayamos tenido un año mayormente tranquilo o quizás hemos enfrentado muchas situaciones difíciles o transiciones. Cualesquiera que hayan sido tus experiencias este año, es importante y necesario evaluar el crecimiento que has tenido a la luz de la Palabra. La Biblia es y siempre será la lámpara que alumbra nuestro caminar y que nos guiará a crecer espiritual, emocional y relacionalmente. La meta es llegar a ser una esposa virtuosa como lo enseña Proverbios 31:10-31. Recordemos que, aunque para nosotras parezca algo sumamente difícil o imposible de alcanzar, tenemos la confianza en Dios, para quien no hay nada imposible. No nos cansemos de hacer el bien…

La Esposa Contenta

“Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.”

Génesis 3:1-3

Durante las últimas semanas, pudiera decir que, por casualidad para mí, pero por propósito de Dios, me he encontrado leyendo en diferentes fuentes y ocasiones sobre el tema del contentamiento. Este tema siempre se hace relevante pues es algo con lo que lidiamos constantemente.

Una de las lecturas que más me impactó fue breve, pero profunda. Fue sobre Eva. A ella no le faltaba nada en el Edén, sin embargo, cuando llegó la tentación, ella no estuvo contenta con lo que tenía. Su falta de contentamiento la hizo caer en el pecado de la desobediencia. Eva y Adán tenían todo lo que necesitaban en el Huerto del Edén, una relación sana, provisión, trabajo, vivienda y lo mejor de todo, comunión íntima con Dios. Pero la pregunta de la serpiente hizo que Eva pensara en el árbol del que se le había prohibido comer, lo único que “no tenía”. Su vida era plena. Probablemente, muchas de nosotras pensaríamos que su situación debía ser de total contentamiento. Por eso nos impacta tanto, pues nos hace pensar en cómo las mujeres somos muy a menudo tentadas por el descontento.

El contentamiento y la gratitud van de la mano porque cuando estamos contentas, somos agradecidas. Pero cuando sucumbimos a la falta de contentamiento, comenzamos a enfocarnos en lo que pensamos que nos merecemos y no tenemos. Entonces caemos también en el pecado de la queja. Comenzamos a quejarnos de que el esposo “no hace esto o lo otro”, o “no es suficiente atento, o cariñoso, o cooperador, o romántico…”. Nos causa insatisfacción que nuestra casa no parezca “de revista” porque no tenemos las últimas tendencias de decoración. La falta de contentamiento puede estar ligada a muchas áreas de la vida, como nuestro cuerpo, la salud, la alimentación, el manejo del tiempo y tantas otras… Pensamos que merecemos estar en una mejor situación o nos causa envidia que otras personas estén en una situación que consideramos ideal. En cuántas ocasiones he tenido que pedir perdón porque en lugar de tener una actitud de gratitud, he tenido una de queja porque no he logrado algo que pienso que necesito alcanzar en mi vida en un momento determinado. Esto deshonra a Dios porque me estoy enfocando en mí y pienso que yo si sé lo que debo lograr o tener cuando el que conoce todo de principio a fin y tiene un plan infalible es Él(Jeremías 29:11).

Pensando en un buen ejemplo bíblico de la esposa contenta, retorné al pasaje de la Mujer Virtuosa en Proverbios 31:10-31. La clave del contentamiento de la Mujer Virtuosa es que ella es temerosa de Dios, es decir, que lo honra con toda su vida, que somete a Él su voluntad. Ella disfruta de una relación sana y confiable con su esposo (31:11-12), experimenta plenitud en su vida hogareña y en sus empresas (31:13-19), extiende bendición a otros dando con gratitud de lo que por la gracia de Dios ha recibido (31:20), está confiada en que su vida, su familia y su futuro está seguro (31:25b). La sabiduría dirige sus palabras y tiene la certeza de que sus vestiduras más elegantes son la fuerza y el honor (31:25-26). La mujer virtuosa honra a Dios con su tiempo, sus recursos, sus relaciones y su vida. El elogio del esposo y de los hijos termina diciendo: “Dadle del fruto de sus manos, Y alábenla en las puertas sus hechos.” El contentamiento bíblico rinde frutos. ¡Qué hermosa bendición!

En su carta a los Filipenses, el apóstol Pablo escribe que él ha aprendido a contentarse en medio de cualquier situación en la que se encuentre (Filipenses 4:11). Así que, el contentamiento es algo que podemos aprender. El contentamiento bíblico es la confianza en la soberanía y la bondad de Dios que produce en nuestras vidas el fruto de gozo, paz y acción de gracias, independientemente de las circunstancias externas. El fundamento del contentamiento es la naturaleza inmutable del Señor. Lo honramos cuando aprendemos a estar contentas con Su diseño divino en nosotras, con su obra en nuestras vidas, con nuestro matrimonio, nuestra familia, el llamado que nos ha hecho, reconociendo que todo lo que somos y lo que tenemos proviene de Él.

La Esposa – Compartiendo la Carga

“Ayúdense a llevar los unos las cargas de los otros, y obedezcan de esa manera la ley de Cristo.”

Gálatas 6:2

Recientemente observé una imagen (Christian Digital Artwork) inspirada en el versículo de Gálatas 6:2 que me impactó ya que presentaba a un hombre y a una mujer que parecían estar abrazados, pero en realidad, cada uno estaba sosteniendo la carga que el otro llevaba sobre sus espaldas. Eso me llevó a pensar en que usualmente cuando leo ese versículo bíblico, no lo aplico directamente a mi matrimonio. Lo leía y apreciaba en una forma más general, como ayudar al prójimo, orar por otros, dar palabras de aliento y consejo. Pero al observar la imagen fui confrontada con la verdad bíblica que siempre ha estado clara: mi esposo es mi prójimo.

Me pregunté cuántas veces en lugar de ser un alivio a sus cargas, habré quizás aumentado su carga al quejarme o pedirle algo por capricho. ¿Cuántas veces me he frustrado con él o he sido injusta en mi comportamiento, añadiéndole cargas? Pensé en las ocasiones en que oro y me propongo cumplir bien mi rol de esposa y tan pronto abro la boca, “meto la pata”, como decimos en Puerto Rico. Si me pongo a tratar de sacar cuenta, son múltiples las ocasiones en las que, en lugar de ayudarlo a llevar la carga, solo he añadido a la misma.

La naturaleza pecaminosa del corazón nos lleva a buscar que otros nos ayuden con la carga, en lugar de aliviar nosotros la de ellos. Es la razón por la que continuamente necesitamos rendir el corazón a Cristo. Para cumplir Su ley, nuestro corazón debe estar rendido a Él de modo que anhelemos y procuremos obedecerlo. Nuestra naturaleza pecaminosa siempre estará buscando la auto-satisfacción y el bienestar personal. La enseñanza bíblica nos lleva a mirar fuera de nosotras mismas para obedecer a Cristo en nuestro hogar, obrando como mujeres virtuosas.

Una de las razones más importantes para seguir la enseñanza de ayudar a llevar las cargas del esposo es que cuando lo hacemos, damos honra a Dios con nuestro matrimonio. A través del diseño divino del matrimonio se muestra una imagen del Evangelio. Jesús dijo: “Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso” (Mateo 11:28). Estamos viviendo el Evangelio cuando ayudamos a llevar las cargas del esposo, mostrando el amor de Jesús al seguir Su ejemplo.

En el diario vivir, se nos presentan muchas oportunidades para ayudar al esposo a llevar la carga. Desde temprano en la mañana, cuando tenemos el tiempo devocional con Dios, podemos orar por el esposo y pedir específicamente por aquellas necesidades que él nos ha expresado. Podemos servir con corazón alegre en el hogar, dar palabras de afirmación, abrazos, colaborar en la administración de las finanzas con prudencia y ser diligentes con las responsabilidades a nuestro cargo. Dialogar en vez de discutir, preguntar en vez de suponer, expresar nuestro sentir en lugar de esperar que el esposo lo adivine. Dios nos ha dado la habilidad y la capacidad de ayudar al esposo. La Biblia también nos enseña que la buena semilla da buen fruto, por lo que no debemos cansarnos de hacer el bien (Gálatas 6:9).

Sé que estos conceptos suenan contraculturales, pero la realidad es que provienen de la Palabra de Dios, la fuente de conocimiento más certera que existe. Necesitamos mantener el enfoque en lo eterno, en lo que glorifica a Dios. No seamos como niñas fluctuantes, llevadas de aquí para allá por las tendencias de moda o filosofías modernas. Estamos llamadas a rendir el corazón a Él para que nuestro entendimiento sea renovado conforme a Su Palabra y recibir la valentía para hacer lo que ella enseña, aunque sea contrario a lo que promueve la cultura. Tengo la seguridad de que Dios sigue levantando mujeres virtuosas y valientes que ayudan al esposo con su carga y que anhelan que sus familias honren a Dios.

Luchando con la tentación de ser la “salvadora” del esposo

“Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió; y dio también a su marido que estaba con ella, y él comió.”
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Génesis‬ ‭3‬:‭6‬ ‭LBLA

Seguramente has escuchado o leído en algún momento la historia de Eva, de cómo fue tentada por la serpiente, comió del fruto prohibido y le dio a comer a su esposo del mismo en desobediencia a Dios. Con ese acto comenzó el pecado en el mundo que Dios había creado.

La desobediencia de Eva nos comunica que ella pensó en sí misma y creyó que si podía conocer lo que Dios conocía, sería tan poderosa y salvadora como Él. La narrativa que el enemigo usó para tentar a Eva es muy parecida al discurso del feminismo moderno. Estamos siendo seducidas a pensar contrario a la Palabra de Dios: egoísta y arrogantemente “empoderadas”, capaces de lograr todo nosotras mismas.

La Biblia nos enseña a ser humildes (Filipenses 2:3-4), a amar a los demás como Cristo nos amó (Juan 15:12) y que nuestra dependencia de Dios es lo que nos capacita para lograr todo lo que sea Su voluntad (Filipenses 2:13)

Eva comió del fruto y dio de comer a Adán, lo cual nos dice que ella pensó que él necesitaba o quería lo mismo que ella. ¿Cuántas veces hemos sido tentadas a pensar de manera similar? ¿Has pensado alguna vez que tu esposo necesita que lo “salves” o lo “reformes”?

Durante los primeros años de mi matrimonio, comencé a preocuparme porque entendía que el interés de mi esposo por la iglesia no estaba a la par con el mío. Constantemente le insistía y hasta discutía frustrada con él sobre el asunto. Pensaba que yo estaba en lo correcto porque mis intenciones eran buenas y con eso justificaba mis acciones.

Pero un día, el Espíritu Santo trajo a mi corazón la convicción de que debía callarme y orar por mi esposo. De momento, me chocó porque creía que estaba haciendo las cosas bien. ¡Qué bueno que el Padre que nos ama, nos corrige! Entonces, comencé a orar por mi esposo para que fuera Dios quien obrara en su vida.

Ciertamente, Dios no necesitaba de mi intervención y así me lo demostró. Un día mi esposo me llamó compungido, mientras iba conduciendo hacia su trabajo diciéndome: “Dios está haciendo algo conmigo…” En ese trayecto hacia el trabajo, mientras iba solo en el auto, Dios empezó a trabajar en su corazón y lo llevó a madurar en su fe. Por la gracia de Dios, llevamos 29 años de casados y seguimos aprendiendo y creciendo en la fe.

En mis fuerzas y con mi cantaleta, solo lograría frustrarme y alejarlo a él. ¡Gracias a Dios que abrió mis ojos a la necedad que estaba cometiendo! No tengo la capacidad de “salvar” o transformar el corazón de mi esposo. Solo Dios puede hacerlo. Esta es una verdad que necesito tener presente para combatir la tentación cuando se presente de nuevo.

La tentación de “salvar”, cambiar o reformar al esposo es muy real para muchas mujeres. Es algo con lo que luchamos. Necesitamos darnos cuenta de que somos pecadoras que nos casamos con pecadores, como dice la autora Elisabeth Elliot. Ambos necesitamos a Cristo. Solo en Él hay salvación para nuestras almas. Solo el Evangelio transforma las vidas. Su gracia es suficiente.

Así que, enfoquemos nuestra vista en la enseñanza que permanece para siempre. No nos dejemos seducir por los discursos engañosos de este mundo. Cuando tengamos alguna preocupación sobre el esposo, convirtámosla en una oración en lugar de hacerla un tema de disensión en el hogar ( Filipenses 4:6). La mujer sabia edifica su casa confiando en que Dios será glorificado en su matrimonio.

Glorificando a Dios como esposa

“Porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito.”
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Filipenses 2‬:‭13‬

El propósito esencial de la vida cristiana es glorificar a Dios. Él coloca en nosotras el anhelo de hacer Su voluntad de modo que demos honra a Su nombre. Si deseo glorificar a Dios como esposa, necesito buscar en la Palabra lo que Dios dice sobre una buena esposa.

En Proverbios 18:22, la Biblia dice que el hombre que halla esposa es como encontrar un tesoro. Eso significa que estamos llamadas a enriquecer la vida del esposo. ¿Cómo se logra eso? La primera y más efectiva referencia bíblica que llega a mi mente es Proverbios 31:10-31, donde se describe a la mujer virtuosa.

Para ser una buena esposa, necesito mirarme en el espejo de la Palabra para evaluar mi reflejo. El verso 11 de Proverbios 31 dice que el esposo puede confiar plenamente en su esposa, por lo tanto debo evaluar si estoy actuando de una manera digna de la confianza de mi esposo. ¿Puede hablar conmigo de cualquier tema y tener la seguridad de que lo escucharé con amor teniendo sus mejores intereses en el corazón y en la mente? ¿Puede confiarme asuntos importantes de la administración del hogar con la seguridad de que los manejaré para el bienestar de mi familia?

Proverbios 31:12 continua diciendo que la esposa le trae bien y no mal a su esposo todos los días de su vida. Una buena esposa, que vive para glorificar a Dios, procurará pensar bien de su esposo, hacer el bien por su esposo, tratar bien a su esposo. ¿Estoy actuando en humildad como enseña el apóstol Pablo en Filipenses 2:3-4? ¿Vivo cada día enfocada en la meta de traer bien a la vida de mi esposo?

En el verso 23 dice que “el esposo es reconocido entre los ancianos de la tierra”. El esposo es respetado por las personas de la comunidad, pero primero recibe respeto en su hogar de una esposa virtuosa que cuida de su relación matrimonial, de la buena marcha de su hogar y que sobre todas las cosas, busca honrar a Dios con su vida entera. ¿Estoy consciente de la importancia que tiene el honrar a Dios en mi rol de esposa? ¿Entiendo cómo glorifica esto a Dios? La Biblia dice en Efesios 5: 21-33 que el matrimonio es un reflejo de Cristo y Su iglesia. ¿Refleja esto nuestro matrimonio?

Puede parecer una meta difícil de alcanzar, pero Dios nos ha dado en Su Palabra las herramientas para lograrlo. En Proverbios 19:14 dice que “la esposa inteligente es un don del Señor.” Dios te ha dado las capacidades para lograr ser una buena esposa y por el poder del Espíritu Santo que mora en ti, una mujer virtuosa conforme a la Palabra. No te des por vencida. Sigue aprendiendo, camina en fe cada día y descansa en el poder de Dios para llevar a cabo tu rol de esposa de modo que lo glorifiques a Él sobre todas las cosas.

¿Cuáles son los ladrones del tiempo?

Daily writing prompt
Which activities make you lose track of time?

(Aviso de Escritura Diaria – ¿Qué actividades te hacen perder la noción del tiempo?)

Cada persona debe decidir a diario cómo va a manejar su tiempo. Puede ser que lo haga con una agenda bien coordinada o que divida su día para realizar las diferentes tareas y responsabilidades que le conciernen. Pero, el mundo en que vivimos está lleno de distracciones. Pueden ser actividades, pasatiempos o hábitos que limitan o afectan el manejo efectivo del tiempo. En mi caso, he notado que en ocasiones puedo pasar más tiempo de lo que debo viendo TV o en las redes sociales. Por eso he estado haciendo ajustes para lograr utilizar efectivamente el tiempo. La Biblia dice que Moisés oró en el Salmo 90:12 “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.” Esto lo estoy haciendo parte de mis oraciones diarias para tener dirección de Dios para realizar las tareas, cumplir mis responsabilidades y tener períodos razonables de descanso.

Por otro lado, mirando el lado positivo, hay actividades por las que da gusto perder la noción del tiempo. Por ejemplo: tener un espacio de meditación y oración, pasar tiempo en familia, compartir con buenas amistades, tener una buena conversación con tu cónyuge o con tus hijos.

Así que, en lugar de permitir que los ladrones del tiempo me roben mis días, prefiero entonces dedicar mi tiempo libre a las actividades que nutren mis relaciones: con Dios, con mi esposo, con mis hijos, familia y amistades.